El idiota del pueblo: La primera dama

Angélica Rivera, personaje ilustre y destacado con una amplia trayectoria política, asumió esta semana la presidencia del Consejo Ciudadano Consultivo del DIF, algo así como un puesto honorífico puesto que su capacidad no le da para ser la máxima representante de ese organismo. La verdadera dirigente es Laura Vargas Carrillo quien entre otras cosas es abogada, o sea, sí estudio más allá de la primaria.

Lo interesante es ver porqué no le dieron a Angélica Rivera el puesto que por décadas le ha correspondido a las esposas de los presidentes, y es que ante la incapacidad de trabajar en la administración pública y ante la falta de intelecto, no les quedó de otra que nombrar a alguien más para que se hiciera cargo y dejarle un huesesote a la gaviota para que la gente no dijera que cobra sin hacer nada, como si realmente fuera a hacer algo. El caso es que no va a trabajar de todos modos y va a recibir su chequesote, pasó de estar en las vulcanizadoras a estar en las paredes de las oficinas burocráticas, va a estar pero no va a estar.

Resulta además que como buena esposa del que semana con semana comete una pifia, la honorable primera dama cometió uno que otro errorcito en su discurso inaugural, pero eso que importa siendo la cónyuge del mismo Peña. Cabe destacar que es el primer discurso que da Angélica Rivera, quizás porque se la pasó meses ensayando, tal vez porque no querían que la cagara como lo hace su maridito o porque la pusieron a estudiar a marchas forzadas, lo que sí queda claro es que hoy se ve más pulida, más preparada en cuanto a su imagen y la forma de dirigirse al público pero por supuesto igual de inteligente que como la conocemos. Ni modo, no se pueden hacer milagros.

Y como lo que parece ser un sexenio de estrellas, a la grandiosa ceremonia acudieron nada más y nada menos que las más destacadas iluminarias de televisa, el máximo patrocinador de la presidencia y vendedor de favores; Lucero, Lucía Méndez, Victoria Rufo, Eduardo Santamarina, Eduardo Capetillo entre otros fueron los invitados de honor, verdaderos estadistas en las primeras filas, intelectuales nacionales quienes con su aportes culturales le han dado mucho al país. Así de grandioso estuvo el evento, no se podía pedir más. Y así de grandioso sigue pintando el sexenio.

Su afamado esposo no se cansó de alabarla, (¿la neta quien no lo haría?) el problema es que qué se le puede alabar cuando en su amplio currículum viene un protagónico hace muchos años y una que otra aparición en programas, novelas y fotos. El discurso emotivo, lleno de euforia y lugares comunes lo escribió OBVIAMENTE alguien más, alguien que pareciera sí terminó la universidad pues estaba bien redactado, con palabras clave y bien estructurado. Lo bueno hubiera sido también que la primera dama por lo menos escribiera algo de lo que iba a decir. ¿Ni siquiera le dieron chance de eso? Que poca madre! En otras palabras, como monito de circo, la subieron a repetir lo que ya tenían ensayado desde hacía varias semanas. Ni se notó.

En fin, Angélica Rivera se lleva el idiota del pueblo de esta semana por ser un títere más del canal de las estrellas, por prestarse a la burla y la farsa, por no ser la máxima directora del DIF a causa de su falta de preparación y por supuesto, simplemente por haber caído en las trampas presidenciales, o sea, ser la esposa del que viene con todo para superar a Fox.

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