Desde que inició la copa confederaciones miles de manifestantes salieron a las calles de Brasil para demandar la reducción de las tarifas del pasaje, situación que poco a poco se ha ido agravando considerando la precaria situación que sufre el pueblo brasileño a causa de las polÃticas económicas impuestas por Dilma Roussef.
Sin embargo el meollo del asunto va mucho más allá que las tarifas del transporte colectivo, pues poco a poco el mundo se va enterando que el paraÃso no es como lo pintan, que la economÃa brasileña está muy lejos de ser lo que se dice y que la gente, más que motivada por la llegada del mundial y las olimpiadas, está preocupada por los altos costos que tendrán que pagar por estos eventos.
Los altos impuestos han sido uno de los factores de este “despertar” social, pues son altÃsimamente ridÃculos haciendo casi imposible comprar productos extranjeros; si a esto le aunamos la poca inversión en servicios, tenemos un paÃs donde se cobra mucho y los resultados son pocos. De la misma forma nos damos cuenta que la educación tampoco es de la mejor calidad, que lo que se destina a educación dista mucho de lo que realmente se necesita. Las manifestaciones no fueron creadas espontáneamente, han sido la respuesta popular a años de polÃticas económicas que afectan principalmente a la sociedad. Vivir en Brasil al parecer se ha vuelto un lujo.
Si, el transporte fue la gota que derramó el vaso en un paÃs que presume tener una de las mejores economÃas de América, pertenece al BRIC como una de las próximas potencias mundiales, será anfitrión de dos eventos de gran magnitud, pero esa gota fue el motor suficiente para darnos cuenta, en el resto del mundo, que la situación está muy distante de lo que realmente es. Las manifestaciones son el reflejo mismo de lo que está sucediendo en Europa, de años de crisis económicas, de polÃticas aplicadas en deterioro de la economÃa popular. Brasil ha puesto el grito en el cielo, a un año de la copa del mundo, la gente se ha de preguntar si valdrá la pena el sacrificio, pues lo que dicta la historia es que este tipo de eventos, más que beneficios económicos sociales, trae una gran deuda internacional.
Una selección de fotos que muestran parte de lo que está ocurriendo en el sur del continente.
