Hace dos años, en 2012, cuando Peña Nieto tomaba protesta, la sociedad civil salió a manifestarse en contra del regreso del dinosaurio que nunca se fue. A las afueras de San Lázaro y en las inmediaciones del Zócalo se desarrollaban movilizaciones sociales, enfrentamientos con la policÃa, detenciones arbitrarias, agresiones a la sociedad civil; mientras que diputados, senadores, invitados de honor, empresarios y el propio Peña celebraban que se vivÃa en un paÃs democrático.
2014 revivió una vez más lo que ocurrió ese dÃa. La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa ha despertado una indignación social internacional cuestionando duramente al gobierno del que en 2012 celebraba la unidad nacional. El 1ro de dicembre de 2014 la fuerza pública volvió a hacer acto de presencia como lo ha venido haciendo desde hace varios meses: 2 de octubre, 20 de noviembre, por citar los más recientes.
Utilizando el pretexto que que hay grupos de encapuchados que sólo violentan, los granaderos arremetieron una vez más en contra de todo aquel que estuviera en el momento y lugar menos adecuado. Hombres, mujeres, niños y ancianos por igual fueron vÃctimas de los toletes y escudos quienes no distinguen (no quieren distinguir) entre un anarquista, un infiltrado y una persona que hace uso de su legÃtimo derecho a manifestarse pacÃficamente. El 1ro de diciembre México volvió a ser tema internacional al presentar ante el mundo a un paÃs donde las garantÃas individuales, la justicia y los derechos humanos parecen ser una ficción.
El 1ro de diciembre de 2014 regresamos a ese oscuro pasado donde el PRI dominaba al paÃs, las manifestaciones eran reprimidas fácilmente, los detenidos eran desaparecidos y los medios de comunicación oficiales declaraban que “habÃa sido un dÃa soleado”. Sin embargo lo que el gobierno y los partidos polÃticos no han previsto es que la misma sociedad civil que sigue siendo reprimida, sigue saliendo a manifestarse a pesar de los peligros que esto represente. Que los medios de comunicación ya no son los únicos que informan y que la gente se convierte en un arma poderosa para exigir lo que por décadas el gobierno ha negado: justicia.
Desgraciadamente lo que ha predominado en las últimas manifestaciones es la violencia por parte del Estado para intentar desmotivar a quienes salen, salimos a las calles cansados de la corrupción, la inseguridad, la poca transparencia y rendición de cuentas, el nepotismo, el cinismo de la clase polÃtica que se sigue alejando de la sociedad. La diferencia es que ahora la sociedad no pretende acercarse a ella, sino todo lo contrario, marcar su raya, salir a manifestarse sin colores partidistas y unirse bajo una misma voz, en este caso los 43 desparecidos y los miles más que siguen sufriendo la inoperancia del Estado.
El 1ro de diciembre de 2014 volverá a ser recordado para los anales de la historia como el dÃa en que Peña cumplió su segundo año de gobierno bajo protestas en distintos Estados de la república y en otros paÃses. Con el antecedente de los 43 desparecidos, de los miles de feminicidios poco o nada atendidos, de la imperante corrupción en su gabinete, de su casa de 7 millones de dólares, de los miles de muertos y desaparecidos en su sexenio, de sus vÃnculos directos con Salinas, Montiel, Moreira y un sin fin de personajes siniestros en la polÃtica nacional.
A pesar de los toletes, escudos y gases lacrimógenos, las movilizaciones siguen, las marchas continúan y la sociedad civil sigue organizándose no como vándalos encapuchados, no como polÃticos que sólo buscan su beneficio, sino como personas pensantes y conscientes quienes han declarado un ¡Ya Basta!
Finalmente este 1ro de diciembre volverá a estar en la memoria histórica de un paÃs que se ha cansado de las arbitrariedades del Estado, y seguirá presente a pesar de todos los intentos por detener la protesta y movilizaciones de quienes seguimos exigiendo la justicia tan negada desde siempre.