Hace poco más de un mes fuimos testigos de los desmanes provocados por la toma de posesión de Enrique Peña Nieto y las formas arbitrarias de detención por parte de la policÃa capitalina. Hace más de un mes comprendimos que el viejo dinosaurio habÃa regresado para cobrarse con creces los 2 sexenios que estuvo marginado.
Y hace más de un mes nos enteramos que la polÃtica que regirÃa los siguientes 6 años serÃa de criminalización de la protesta, detenciones arbitrarias y represión para todos aquellos disidentes del “nuevo†gobierno.
Desde San Lázaro hasta el Zócalo se vio como la protesta se convertÃa en disturbios, como los gritos se volvÃan bombas molotov y como la marcha pacÃfica se tornaba en estampida. Los medios, especialmente la televisión, y más especÃficamente el duopolio y la minicadena de noticias denominada Milenio, criminalizaban a todos, absolutamente todos los ahà presentes y se les clasificaba como viles vándalos, sin distinción alguna. Los inteligentes comentaristas dictaban sentencia y pedÃa a gritos poner orden en su singular papel de procuradores de justicia.
Esos lectores de noticias que no estuvieron ahà presentes, que nunca están presentes en los hechos, denunciaban públicamente lo que veÃan muy cómodamente desde sus foros. HacÃan análisis de lo que veÃan e inmediatamente hacÃan juicios acertados sobre lo que ocurrÃa en las calles. Pretexto suficiente para volver a criminalizar al #YoSoy132 y tacharlos de pejistas ignorantes; otro “periodista†incluso los denominó criaturitas aunque luego tuvo que tragarse sus palabras al tener que criticar al presidente que tanto alabó durante 6 años.
Pero más allá de los medios que siempre buscan la noticia amarilla con tal de tener un poco más de rating, el nuevo gobierno fue el ganón al mandar un mensaje claro para todos aquellos que busquen, en la protesta, exigir lo que por derecho les corresponde. Las viejas tácticas se hicieron presentes con infiltrados registrados en los cientos de fotos y videos que están en las redes. “Manifestantes†que en momentos estaban atrás de las rejas de protección y luego frente a los granaderos fueron identificados plenamente, pero hasta la fecha no hay detenidos. El 68 y el 71 emergieron como ave fénix cuando se utilizaban infiltrados para provocar la manifestación. Se detuvo a una centena de personas, muchos de ellos en lugares lejanos a los disturbios, muchos de ellos por el hecho de reclamarle a la policÃa por las detenciones arbitrarias, pero a ninguno de esos “manifestantes†vestidos con pantalón café y un guante negro. ¿A quién respondÃan estas personas?
Marcelo Ebrar, ese que se dice de izquierda pero privatiza las calles y golpea pilotos de aviación, por obvias razones se deslindó de las acciones emprendidas por la policÃa, dejando entonces un gran vacÃo entre quienes dan las órdenes y quienes las cumplen. Julio Hernández, periodista de La Jornada, dÃas después publicó una entrevista con un policÃa revelando lo que muchos sabÃamos: la orden era detener a cualquiera. Pero en esa misma entrevista nos dimos cuenta de las formas y el fondo de todas estas acciones, pues mientras los que soportaron golpes, mentadas de madre, bombas molotov podÃan enfrentar juicio si se comprobaban detenciones arbitrarias, el ex jefe de gobierno reposa cabalmente en la impunidad que da haber sido servidor público y haberse vuelto rico de la noche a la mañana.
Por lo tanto, el #1DMX benefició a sectores importantes de la polÃtica menos a quienes se vieron involucrados directamente: los manifestantes y los policÃas siguen en la vaguedad de saber qué ocurre en un paÃs donde la ley se aplica solamente para el que está arriba. Ni los azules ni los manifestantes están a salvo, responden a un sistema que solamente los utiliza y los desecha, poniéndolos a pelear por causas ajenas. PolicÃas contra ciudadanos; manifestantes contra representantes de la ley. Pero nunca ciudadanÃa junta, sin colores ni distinciones contra polÃticos provocadores de desgracias. El sistema se benefició de la disputa entre dos sectores iguales, y mientras unos pueden perder el trabajo y enfrentar cargos, sus jefes siguen lucrando con el dolor y la necesidad, sin preocuparse por ellos.
@erickjuniorvd