¿Por qué debería de importarnos Corea del Norte?

Simplemente porque una guerra nuclear nos daría en la madre a toda la humanidad. La posibilidad de tener una confrontación entre dos países con capacidad atómica sería como ponernos el gatillo en la sien y rezar porque la bala no nos toque a nosotros; en otras palabras, aunque no tengamos nada que ver con los conflictos entre Estados Unidos y Corea del Norte nos veríamos afectados sin deberla ni temerla.

Hace más de 50 años vivimos (aunque muchos no habíamos nacido) un posible holocausto entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética, la llamada crisis de los misiles puso a Kennedy y Kruschev en situaciones de alta tensión pues el futuro, literal, de la humanidad estaba en manos de dos personas. Afortunadamente nunca se llegó a la utilización de este tipo de armamento y el conflicto se quedó solamente en amenazas por ambos bandos. Hoy la cosa parece ser más seria pues Kim Jong-un, líder norcoreano, ha declarado abiertamente la guerra contra su vecino del sur y llamó a ajustar cuentas en contra del imperialismo estadounidense. Tal parece que la amenaza va en serio.
La excusa parece ser que a los gringos no les ha gustado que Corea del Norte tenga armamento nuclear y han tratado, por todos los medios, de impedir que se armen como ellos, pues esto, según ellos, representa un problema para la seguridad universal, lo que eso signifique. La semana pasada Corea del Norte hizo pruebas nucleares poniendo en alerta a toda la comunidad internacional, especialmente a Estados Unidos, pues la amenaza va directamente contra sus bases y sus aliados más cercanos. Lo cierto es que con pruebas nucleares o no, la posibilidad de tener un conflicto armado parece ser más que inminente.

Sin embargo algo que habría que analizar más a fondo sería el papel que Estados Unidos ha querido jugar desde que es potencia, buscando imponer reglas mundiales, volviendo aliados a las potencias sumisas y enemigas a aquellas que se nieguen a “respetar” sus acuerdos. Corea del Norte es de estas últimas, y junto con otras naciones, conformar el “eje del mal”, los no alineados, aquellas naciones que están en contra de las políticas imperialistas de Estados Unidos y que por esa simple razón merecen ser exterminados. No estamos diciendo que justificamos la posición bélica de Corea del Norte, simplemente estamos diciendo que no todas las naciones deben de estar conformes con las políticas de Estados Unidos y que se podría convivir en paz.
La solución podría ser mucho más sencilla, nos convendría a todos y ambos países dejarían de joder al mundo: ambos presidentes, el gringo y el norcoreano, deberían de enjaularse y romperse la madre hasta que uno se rinda, sólo así los mandatarios sabrían qué significa estar en el frente de batalla y pensar dos veces antes de estar alardeando su poderío, pues es bien fácil decir que te voy a madrear cuando se manda a los guarros a pelear, así sí nos volvemos bien valientes. Sin embargo esto es solo un sueño guajiro, pues la realidad es más cruda y la guerra parece estar a la vuelta de la esquina. Sólo nos queda esperar y rezar (aunque seamos ateos) que el conflicto no sea de tan grandes magnitudes afectándonos por igual.

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