El espÃritu competitivo no conoce lÃmites. No hablo ya de aquellos que se esfuerzan por prosperar en su trabajo o de los elegidos que luchan por alcanzar la gloria olÃmpica. Me refiero a los que compiten de forma desmesurada hasta en sus ratos de ocio. Seguro que conoces a alguno de ellos, gente que no soporta perder ni a las cartas con su abuelo.
El muchacho de nuestra noticia es un empedirnido jugador de videojuegos y debe tener un enganchón importante con Call of Duty. AsÃ, busca gente con la que jugar para disfrutar de sus ratos de asueto. Hasta aquÃ, todo correcto. El problema llegó una buena tarde en la que perdió su partida con Ricardo Castillo, un joven de 17 años que vive en Long Island (EE UU). Enfurecido tras ceder ante Castillo, el videogamer anónimo planeó una venganza de pelÃcula: rastreó la IP de su contrincante, dio con la dirección de su casa y contactó con la policÃa para hacerle un desmadre grande. El jugador/perdedor anónimo se hizo pasar por Ricardo Castillo y ‘confesó’ a los polis que acababa de “matar a mi madre y voy a disparar a más personasâ€. Por supuestÃsimo, alertados por tremenda confesión, los SWAT se desplegaron de inmediato por los alrededores de la casa del pobre Castillo. Más de 60 agentes rodearon la vivienda y, cuando algunos de ellos consiguieron entrar, se encontraron con una situación absolutamente normal. Resulta que la madre de Ricardo estaba en la cocina, que su hermano mayor se disponÃa a comer y que el propio Ricardo seguÃa en su cuarto, con los auriculares puestos y echándose otra partidita de Call of Duty.
Confundidos de que habÃan sido alertados sin motivo, los policÃas volvieron a sus tareas con un mosqueo de mil demonios. “Se han movilizado muchos recursos y se han causado problemas de tráfico por algo que resultó ser una bromaâ€, dijo uno de ellos con amargura.
De momento, el ‘bromista’ no ha sido localizado. El único sospechoso, tal y como hemos dicho, es el adversario de Call of Duty que un ratito antes habÃa estado jugando con Castillo y, seguro, las fuerzas del orden terminarán dando con él. Tarde o temprano, tal y como nos ha enseñado CSI, los delincuentes terminan cayendo. Seguro que le darán una patada en el culo por las molestias causadas. Y merecido lo tendrá.
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