La Dictadura Perfecta. Televisa tendría que sentir un poco de pena

La nueva película de Luis Estrada, la Dictadura Perfecta, reta directamente a Televisa y a los gobernadores quienes en su intento por llegar a la grande, empeñan al estado, se perfilan como los próximos rock stars, salen en telenovelas y se casan con “actrices” para poder cautivar a los votantes.

La política como entretenimiento, la noticia como escándalo y la tragedia como método para generar rating. Este modelo lo encontramos desde antes de los 60s en Estados Unidos y fielmente reproducido en México. Televisa inventa noticias, presenta delincuentes que no lo son, tapa un escándalo con otro, planea entrevistas a modo para ensuciar o limpiar el nombre de alguien, figura como una maquinaria perfecta para mostrar en pantalla una realidad simulada.

La trama es muy simple: el presidente, que es la mezcla entre Vicente Fox y Peña Nieto, hace una declaración poco afortunada frente al embajador de Estados Unidos. Las redes sociales lo caricaturizan y el gobierno tiene que idear algo pronto para detener las burlas. Sin más, deciden sacrificar a uno de los suyos enviando a la televisora un video donde se ve al gobernador Carmelo Vargas (Damián Alcázar) recibiendo dinero de un narcotraficante.

A partir de ahí la realidad aparece en pantalla. El gobernador pagará millones para que dejen de pasar la nota. La televisora hará todo lo posible para limpiar el nombre del gobernador, creará un falso secuestro, trabajará de la mano con la PGR y los narcotraficantes, hablarán bien en los noticiarios, desviarán la atención de la gente, presentarán casos para que el público se identifique. Un caso de la vida más que real.

La película no cuenta nada que no sepamos, sin embargo, su éxito radica en la caricaturización de los políticos y su relación con la televisora más grande de América Latina, su fuerte poder e influencia y cómo todos, absolutamente todos los políticos, se desviven por salir en ella y quedar bien con ella, ya sea haciendo favores o repartiendo millones de dólares, sin importar la deuda estatal e incluso su propia dignidad.

La Dictadura Perfecta incomoda no sólo al gobierno y Televisa, quien le quitó el apoyo porque refleja fielmente su forma de actuar, sino que también provoca enojo y descontento entre los espectadores quienes vemos con coraje el cinismo característico tanto de los políticos como de los ejecutivos, sus declaraciones vacías y la impunidad con la que actúan.  Carmelo Vargas negando lo innegable, diciendo que el del video no es él, que es alguien más, que es un ataque de la oposición para desprestigiarlo, y todos los recursos retóricos que los políticos utilizan hoy en día para tratar de deslindarse de lo que es evidente. Por supuesto que no pasa nada, porque no puede pasar nada.

Uno de sus grandes defectos es haber recurrido a tantos actores de  Televisa para hacer una crítica precisamente a Televisa. Más allá del papel que realicen, no se puede desligar tan fácil a una Silvia Navarro o a un Saúl Lisazo por su pasado televiso muy a pesar de no hacer nada desde hace un rato en la televisora. A pesar de esto, se llega a tener cierta simpatía por ellos. Pero sí, desgraciadamente fueron creador por Televisa.

Finalmente, la Dictadura Perfecta volverá a ser una película incómoda como lo han sido La Ley de Herodes y El Infierno. Más allá de la trama, el reflejo vivo de lo que estamos padeciendo. Y sí, Televisa tendría que sentir un poco de pena.

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