Hoy no debemos defender a Aristegui

El despido de Carmen Aristegui de Noticias MVS debe leerse como es: un claro ataque a la libertad de prensa, de expresión y al derecho que tenemos todos de informarnos. Podemos estar o no de acuerdo con lo que se dice en su noticiero; podemos estar o no de acuerdo en su postura ante ciertos temas, en su forma de dar las noticias y en su manera de expresarse. Incluso podemos repudiar su posición claramente de izquierda; lo que no podemos soportar es el intento desmedido por callarla, por censurarla y quitar un espacio que no es ni de Carmen ni de MVS, sino de los radio escuchas, de los ciudadano, de todos nosotros.

La lucha por espacios donde el ciudadano pueda enterarse de lo que hacen sus gobernantes se ha dado desde hace muchas décadas. No en balde los asesinatos de cientos de periodistas quienes en su intento por decir la verdad incómoda pagaron muy caro esa osadía. Esos espacios que se han abierto con la lucha de miles o millones han sido creados para mostrar esa realidad que el político no quiere enseñar. Esos espacios en los medios de comunicación han sido abiertos para hacernos saber que las cosas no están tan bien como quieren hacernos creer los gobernadores, secretarios y el presidente. Esos espacios están hechos para enterarnos de las corruptelas imperantes y constantes en las que están involucrados empresarios y políticos por igual. Esos espacios hoy se cierran ante el miedo de no saber qué hacer si se sabe la verdad.

Carmen Aristegui ha tocado muchas fibras sensibles en una época en la que se presume en el extranjero frente a la reina de un país democrático, abierto y plural, pero se carece de lo mínimo necesario para ejercer esa democracia como debería. Aristegui evidencia corruptelas en la presidencia a cambio de “Casas Blancas”; saca a la luz redes de prostitución encabezadas por el dinosaurio eterno; nos enseña narco camionetas propiedad del dueño del imperio televisivo; ha dado seguimiento a ex gobernadores quienes mágicamente se han vuelto multimillonarios; nos dice que las autoridades encargadas de protegernos están coludidas con el crimen organizado. Y por esto le han quitado ese espacio.

Hoy no debemos defender a Aristegui, debemos defender nuestro derecho legítimo a informarnos, a saber la verdad y lo que están haciendo quienes gobiernan este país. Hoy no debemos defender a Aristegui, sino ese espacio que ha sido ganado día con día en el que miles o millones de radioescuchas depositan su confianza por saber algo distinto al discurso oficial reproducido sin cesar en los cientos de canales y estaciones. Hoy no debemos defender a Aristegui, sino a quienes creemos en el periodismo libre y sin censura capaz de poner en jaque al mismo mandatario y su esposa.

Aristegui no necesita que alguien la defienda, para eso tiene abogados. Lo que debemos defender es el espacio que ella conduce pues es el pequeño oasis entre el desierto mediático de noticias que sólo informan lo que desde arriba dictan. Ese espacio en MVS es nuestro, mío, de usted y ustedes, es un espacio que ha sido ganado día con día, año con año. Esa estación no le pertenece a Vargas ni su familia, nos pertenece a nosotros porque nosotros somos los que hacemos que exista. Sin nosotros no son nadie. Hoy no debemos defender a Aristegui, debemos defender ese pequeño espacio que nos ha sido arrebatado para ocultarnos una verdad incómoda. Debemos defender ese pequeño espacio que se ha vuelto una ventana entre tanta oscuridad política.

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