EE UU mueve fichas para respaldar un ataque sobre territorio sirio

El Gobierno de Obama prepara una acción militar mientras los inspectores de la ONU comienzan sus investigaciones sobre el ataque registrado en Damasco el 21 de agosto.

La posibilidad de que se forme una coalición militar liderada por EE UU para atacar territorio sirio aumenta a menos de seis días de que uno de los grupos opositores responsabilizara al régimen de al Assad de un ataque con armas químicas contra la población civil en un suburbio de Damasco. Los cinco días que ha dejado transcurrir el Gobierno sirio antes de permitir a los inspectores de la ONU que examinaran sobre el terreno posibles pruebas y testimonios sobre el ataque se han convertido en un argumento más para el Gobierno de Barack Obama para dar por bueno su propio vaticinio lanzado en el mes de mayo: cualquier uso del armamento químico por parte del Gobierno sirio debería ser respondido con una intervención militar extranjera.

El requisito de una resolución favorable de la ONU, a la espera de lo que dictamine el grupo de inspectores que ya está recabando pruebas desde el lunes en Damasco, se ve obstaculizado por el momento por la negativa de Rusia, que ya ha ejercido su veto en el Consejo de Seguridad. El portavoz del Gobierno ruso, Alexander Lukasévich, ha calificado de “catástrofe” la posibilidad de una acción aliada contra objetivos todavía no especificados en territorio sirio. También ha sentado mal al Gobierno ruso la cancelación unilateral por parte del Gobierno de Obama de un encuentro EE UU-Rusia previsto para este miércoles, que debía acercar posiciones para una segunda cumbre internacional sobre Siria.

Además de los cuatro buques con capacidad de lanzamiento de misiles que EE UU ya tiene desplazados en el mediterráneo, el diario británico The Guardian informa de la presencia de aviones militares del Reino Unido en una base aérea de la isla de Chipre, situada a 200 kilómetros de la frontera occidental siria. Ayer, el ministro de Exteriores del Reino Unido, William Hague, respaldó la posibilidad de que se produzca una respuesta militar a pesar de que no exista un respaldo unánime por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El equipo de la ONU desplazado a Damasco tendrá dificil despejar las dudas sobre las características y la autoría del ataque reportado el 21 de agosto, que según las contrapartes de Médicos Sin Fronteras en la capital siria causó más de 300 víctimas mortales. Según el consenso entre los expertos, los cinco días transcurridos pueden haber eliminado los restos de un posible ataque con gas sarín, posibildad que se vería aumentada por los supuestos bombardeos de zonas cercanas al ataque de los que la prensa internacional está responsabilizando al régimen sirio, al que se atribuye la intención de eliminar pruebas.

El objetivo y características de un ataque liderado por EE UU no iría más allá, en principio, de una acción limitada de menos de una semana consistente en un previsible lanzamiento de misiles contra objetivos militares del Gobierno sirio. Según ha declarado a Radio Nacional Antonio Marquina, catedrático de seguridad internacional de la Universidad Complutense , este tipo de intervención por sí sóla “no es una solución, y obligaría a una implicación cada vez mayor de los paises intervinientes. Estos tienen que preguntarse qué pasaría después”. El pensador norteamericano Immanuel Wallerstein ha definido en el diario mexicano La Jornada la posición occidental como un desequilibrio entre “prudentes” y “intervencionistas”, uno de cuyos elementos importantes es la posibilidad de que incluso una intervención desde fuera -por ejemplo, con aviones no tripulados o drones– implique de todos modos la necesidad de que “haya botas que pisen el suelo”. Con anterioridad a las noticias de los ataques con armamento quimico, el apoyo en EE UU a una intervención militar era sólo del 9%.

Fuente: diagonalperiodico

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