Chichis pa la… decepción

Así es, la flamante selección mexicana (en chiquitas como su dignidad) después de haber representado dignamente a México en la copa confederaciones y perder sus dos primeros (y únicos) partidos por marcadores bastante mediocres, decidieron, por que no?, irse a festejar a un Table su magnífica actuación y agradecer que no les hubieran metido mas goles. Así de grande es nuestra selección.

Algunos (fanáticos y comentaristas más ciegos por el amor a la verde) dirán que necesitaban relajarse después de tanta tensión, que no importa el torneo, es como una prueba para el mundial, que ellos tienen derecho a divertirse, uno más inteligente dirá seguro que qué importa, “son humanos”; el problema radica en que con los resultados obtenidos, con lo que se destina a su “trabajo” y con la benevolencia de directores, directivos y comentaristas, estos sujetos hacen y deshacen a su antojo considerándose y creyéndose verdaderas estrellas del deporte, cuando no han ganado absolutamente nada.

Que se diviertan y se vayan a ver chichis es un tema intrascendente, que lo hagan justo cuando han demostrado una gigante mediocridad es digno de cualquier análisis. ¿Realmente se creen que han ganado algún privilegio? El problema del deporte nacional no es el bajo nivel competitivo, no son los excesos de los jugadores, es más, ni siquiera son los comentaristas defensores de los desprotegidos, son los millones de mexicanos quienes semana con semana creen, viven, sueñan, sienten, se desviven por el fútbol, un deporte que no les ha aportado nada y que sigue creando ilusiones. Son esos millones de mexicanos que justifican cualquier derrota, porque al final “algo se ha de haber aprendido”. Son esos millones de mexicanos quienes a pesar de todo, no son capaces de exigir mejores resultados, sino al contrario, se conforman con lo mínimo que hay.

Esos seleccionados se ganaron su derecho a ver chichis. Usted, ¿se habrá ganado ese mismo derecho en su trabajo? Estamos seguros que así es.

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