El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el término Vulgar como: Que es impropio de personas cultas o educadas. “Señorita” Laura, usted encaja perfecto en esta definición pues no sólo es su programa el que genera un bajo contenido mediático y poco productivo, sino el circo que monta cada que sale al aire. Los gritos vulgares, el escenario vulgar, el nombre vulgar, los casos vulgares, su misma figura vulgar, que da como resultado un programa vulgar y corriente.
La presentación de los “casos reales” donde la gente expone sus vivencias son muestra del circo televisivo que dÃa con dÃa montan para entretener con el pretexto de la solución de los problemas: una fórmula muy vieja de Estados Unidos que ni siquiera pueden copiar dignamente. El grito verdulero es lo que predomina, el insulto y la degradación humana como atractivo principal, las peleas como catarsis del público, y usted como la generadora de violencia entre el auditorio.
“Señorita” Laura (nótese que sigo utilizando comillas), indignada por que Carmen Aristegui sacó a relucir el montaje de su ayuda, utilizó el tiempo de su programa para despotricar, vulgarmente como es su costumbre, contra la periodista. Insulta, grita, se indigna, pues carece de recursos lingüÃsticos, literarios, argumentos, inteligencia, para debatir dignamente como personas, algo a lo que usted no está acostumbrada, pues es claro que en su programa lo que menos importa es lo que se dice, sino cómo se dice, y el grito vulgar es la esencia de lo que conduce.
“Señorita” Laura, usted ha invitado a la periodista a su programa a “debatir” sobre lo ocurrido, pero no se ofrece a ir al programa de Aristegui. Se envalentona frente a las cámaras de quien la cobija y con cientos de personas de producción “protegiéndola”, pero no tiene el mÃnimo valor de salir a enfrentarse a los verdaderos problemas sin ese equipo de producción. La comodidad ante todo, el resguardo de la casa para cualquier contingencia. ¡Vaya defensora de los desprotegidos!
“Señorita” Laura, lo que usted no sabe es que Aristegui no está dispuesta a perder el tiempo en vulgaridades. Aristegui no está para juegos altaneros. Aristegui no va a ir a Televisa y mucho menos a un talk chow (como usted dice) para exponer su caso como si fuera una más de sus vulgares panelistas. Aristegui pertenece a esos millones de asalariados que usted insultó. Y por supuesto, Aristegui tiene mucho, pero mucho más intelecto, trayectoria y sobre todo credibilidad que toda la empresa junta a la que usted pertenece.
“Señorita” Laura, peruana de nacimiento bajo el cobijo de un delincuente como fue Fujimori, putita del sistema en turno, prostituta del primero que le abra un espacio, incapaz de hablar sin el insulto, el grito o el sombrerazo, generadora de odio y humillación, repartidora de carritos, hoy se indigna porque la verdad incomoda, porque sabe que la ayuda que según usted tanto ofrece es uno más de sus circos a los que nos tiene acostumbrados, se enoja porque alguien con mayor ética y credibilidad la desenmascara, porque sabe que ese apoyo del pueblo es un montaje más del canal de las estrellas, se enfurece porque se sabe descubierta entre la población que le recrimina por redes sociales que usted es un fraude.
Por lo tanto, “señorita” Laura, ¿de verdad cree que Aristegui se va a prestar a elevar su ya muy patético rating? ¿la reta para hacer más circo en su programa? ¿no cree que el pueblo de México, al que tanto dice que ama, merece otro tipo de contenidos? Si de verdad se cree más mexicana que los millones que nacimos en este paÃs, ¿no cree que deberÃa dejar insultar a los verdaderos mexicanos y retirarse dignamente a cualquier otro paÃs que quiera soportarla? ¿Quién miente “señorita Laura, los millones de mexicanos que no nos creemos sus falacias o usted que hace cualquier cosa por ganar un puntito más de rating? Finalmente “señorita” Laura, la ayuda al desprotegido debe ser sin fines de lucro, algo que para usted es inconcebible, pues el sufrimiento humano es sólo un medio más para engordar su ya muy abultada cuenta bancaria.