Franz Kafka es sin duda uno de los autores más excéntricos que se tena memoria, difÃcil de clasificar en un género y tema de conversación de filósofos y narradores. Autores lo han querido colocar en el realismo mágico, otros en el existencialismo, unos más en el expresionismo en un vago intento por querer clasificar todo, como si TODAS las novelas, cuentos, relatos, ensayos debieran necesariamente tener que encajar en algún concepto creado sólo para entender mejor la obra.
Sin embargo es precisamente la obra de Kakfa la que no tiene una clasificación sólida, pues sus novelas y relatos son difÃciles de entender en un sólo género. ¿Quién no ha leÃdo “La Metamorfosis”? ¿En qué género lo ubicarÃa? Por supuesto que los crÃticos ya lo tienen clasificado, pero eso es algo banal comparado con el legado literario que dejó este escritor nacido en Praga hace 130 años. Tal vez ni él mismo sabÃa en dónde encajarÃan sus obras; y tal vez él mismo se sentirÃa incómodo en estas clasificaciones que hacen los crÃticos para ubicar cada cuento y relato en un mundo clasificable.
“El proceso”, “Carta al Padre”, “El castillo” son sólo algunos textos que marcaron la vida y trayectoria de este escritor que influenció a autores de la talla de Camus, Sartre, y GarcÃa Márquez para darles no sólo herramientas literarias, sino historias frescas, relevantes y muy pero muy extrañas.
Quizás los crÃticos se han sumergido en un viaje “kafkiano” para entender su obra y saber en qué lugar de la literatura deberÃan colocarlo. Lo que nos queda claro es que Kafka es extraño, grotesco, poco amable, leÃdo y releÃdo para sólo sumergirnos más en un ambiente extraño donde lo que menos cuenta es el sentido, la perfección o lo puro.
130 años de este escritor se cumplen, el cual nos regaló uno de los más extraños libros de la historia, por el que además agradecemos: “La Metamorfosis”.